Hoy es un día de luto. Quedamos fuera de la copa del mundo y casi todos los argentinos estamos tristes, desilusionados.
Se termino la fantasía del mundial con los semi feriados el día de los partidos, con el comentario que te une a tu vecino, compañero de trabajo, amigo o desconocido.
Hoy volvimos a la realidad a la que tarde o temprano íbamos a regresar, pero que muchos queríamos alargar.
Estos días flamearon en mano más banderas que nunca y se coreó el himno más de una vez por semana. Estos días los colores celeste y blanco entraron en todos los hogares y salieron a saludar por las ventanas de casi todos los hogares.
Estoy contento de que sea esta la ocasión donde nos sentimos más argentinos que nunca, y orgullosos de serlo.
El mundial nos unió durante unos días e hizo dejar de lado diferencias. Nos abrazo en cada gol y en cada angustia. Es hermoso estar unidos por algo así, es hermoso que el fin sea que ganemos todos y no que gane solo el más fuerte.
No apoyo nacionalismos que son en realidad excusas para discriminar, para pelear, para separar, para matar. Apoyo el nacionalismo que nos salió en estos días. Cuando al himno lo cantamos con todas las ganas, cuando a los colores de la bandera lo llevamos hasta en el calzón, cuando luchamos por algo que no le hace mal a nadie. Y porque cuando el partido se termina, podemos abrazarnos con quien fue nuestro rival.
Ary Kaplan Nakamura